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Entrevista concedida por D. José Saramago al Instituto de Educación Secundaria Guadalentín (Pozo-Alcón, Jaén). Publicada en la revista del centro educativo en junio de 2006.

Pregunta (P): "Si las circunstancias de tu vida lo permiten, me gustaría que nos encontráramos", le escribió un día, declarándose, a quien después sería su esposa. ¿Cómo ha influido el amor en su vida?

José Saramago (JS): He sido y soy, un hombre muy afortunado. No me gusta hablar de amor, hay libros míos, como por ejemplo "Memorial del convento" que han sido definidos como grandes novelas de amor y sin embargo no llevan escrita ni una palabra de amor. Creo que las palabras son necesarias, pero más importante es la actitud, saber que no estás solo, que compartes y que por compartir eres más bueno y harás mejor tu trabajo. Incluso uno tan solitario como es la creación artística saldrá mejor si estás en paz contigo y con quien contigo vive.

P: Recientemente le ha sido concedida la distinción de Hijo Adoptivo de Granada. ¿Cual es su relación con Castril? ¿Qué recuerdos le evocan este hermoso lugar granadino?

JS: Llegué a Castril por Jaén, atravesando mares de olivos y el paso de Tíscar, es decir, llegué anonadado de tanta belleza. Pero Castril no se quedó atrás, apareció abajo, al dar un curva, con su río y con su peña. Luego llegué a la casa de la familia de Pilar y allí estaban todos, y las fotos del pasado, y los amigos... Y de pronto me sentí como cuando era niño y visitaba a mis abuelos. Debí de expresar esta sensación tantas veces que el que hoy es alcalde de Castril, José Juan, lo retuvo y le dio el nombre de mis abuelos a una alameda que hay bajando al río por donde la antigua fábrica de luz. El día que vi el nombre de mis abuelos escrito en piedra en el río sentí una de las emociones, de los impactos emocionales de mi vida. Y tengo ya muchos años...

P: Usted intervino muy activamente en el proceso revolucionario - La Revolución de los Claveles- que en 1974 derrocó de manera pacífica la dictadura de Portugal. Si pudiéramos retroceder a los días del 23 al 25 de abril, ¿qué cambiaría? ¿En qué se equivocaron?

JS: No podemos retroceder, así que hacer futuribles póstumos no merece la pena. En cualquier caso entonces hicimos lo que pudimos y lo que nos dejaron. Unos con más empeño revolucionario que otros. Yo me inscribo entre los que tenían más empeño, entre los que queríamos la reforma agraria, para que los campesinos sin tierra vivieran con más dignidad y no tuvieran que abandonar sus pueblos, y reformas económicas, para que el país no fuera de unos cuantos. Es decir, estaba por la democracia política, pero también por la democracia cultural y la económica. Pero los grandes intereses financieros portugueses, con la ayuda de las multinacionales y la embajada de Estados Unidos, decidieron que de los tres pilares en que se debe asentar una democracia para serlo totalmente, el segundo y el tercero había que eliminarlos. Y así estamos hoy, con una fachada democrática, pero con la gente sujeta a condiciones de vida que no son democráticas. ¿O alguien cree que la falta de trabajo, los sueldos miserables, la especulación en la vivienda, la falta de calidad en la sanidad don elecciones del pueblo para el pueblo? Ya sé que las personas votan, pero quizá voten la campaña más eficaz desde el punto de vista publicitario, no las ideas mejores para vivir con más dignidad y con la ética presidiendo la vida pública, no la corrupción que asoma por todas partes.

P: Portugal vive tiempos difíciles, no sólo desde el punto de vista económico, sino también de "mentalidad apagada y vil tristeza". ¿Cómo observa el futuro de su país?

JS: La cita de "apagada y vil tristeza" es de Camoens, nuestro gran poeta, que definió así a los portugueses de su época en el siglo XVI, y que creo que también se nos puede aplicar a nosotros, los contemporáneos... Pero los problemas de Portugal son los del mundo, son la hegemonía del poder económico sobre el poder político, son las complicidades de los corruptos que condenan a los pueblos y a continentes, es la falta de valores, que fueron cercenados antes para así operar mejor, es la falta de sueños éticos para buscar nuevas perspectivas de vida, es, en definitiva, que dependemos de gente que controla el mundo poseída por dos terribles y mal estudiadas adicciones: la adicción al poder y la adicción al dinero, tan malas para los individuos y para las sociedades como la heroína o la cocaína lo son para quienes tienen la desgracia de sufrir esta dependencia.

P: Usted milita en el Partido Comunista de Portugal (PCP), que de hecho es hoy el único partido comunista de Europa que mantiene sus siglas y símbolos. ¿Qué significa hoy ser comunista en un país europeo?

JS: Sé lo que significa para mí; estar hoy en el lugar que estaba hace cuarenta años por que las condiciones del mundo no han mejorado ni nadie ha hecho una propuesta mejor para que me pase de bando. Sé que cayó el muro de Berlín y la Unión Soviética, pero yo no era ni berlinés ni ruso, era y soy portugués y el Partido Comunista Portugués era y es el que más se acerca al concepto de intervención política que yo tengo: la de gestionar no favoreciendo a los de arriba y sí pensando en la inmensa mayoría, en esas personas condenadas al paro a los cincuenta y pocos años, condenadas a la incultura, condenadas a ser siempre carne de cañón mientras hay quien se beneficia de las plusvalías que generan... Un autor portugués del siglo XIX escribió una reflexión que cito en "Levantado del suelo": "¿Cuántos pobres hacen falta para que haya un rico?". Pues eso.

P: Usted se declara ateo. ¿No le gustaría que Dios existiera, aunque sólo fuese para ver cómo "algunos muchos" se tendría que defender ante un hipotético Juicio Final?. En todo caso, ¿en qué cree Saramago?

JS: No creo en Dios, creo que a Dios se lo inventó el hombre para justificar lo injustificable y como fórmula de dominación. No tengo curiosidad en ver ese "juicio final" porque tenemos capacidad intelectual los hombres para juzgar razonadamente lo que vemos y sacar conclusiones. ¿En qué creo? En la honestidad de algunas personas. En la fuerza de otras para seguir trabajando por su gente. Pienso ahora, por ejemplo, en esos indígenas que en América están tratando de recuperar un lugar y una identidad contra viento y marea. en quienes luchan cada día porque no haya guerras y señalan a quienes las declaran sin miedo. En fin, creo en personas y también, a veces, en lo que hacen. Pero esto sólo tiene importancia para mí.

P: Su obra "El evangelio según Jesucristo" fue vetada por el gobierno de su país para representar a Portugal en un certamen europeo. Además, esta misma obra, a raíz de la concesión del Nóbel, produjo una agresiva reacción por parte de la jerarquía vaticana. ¿Le sorprendieron ambas reacciones?

JS: No. Por lo menos, no la del vaticano. Pero me da igual lo que diga un papa diga, no tiene la menor trascendencia para mi aunque sí para millones de personas y bien que lo siento, sobre todo cuando el Vaticano se opone a medidas razonables como el uso del preservativo... En cuanto a la censura por parte del gobierno de derechas que entonces había en Portugal, por cierto con el hoy presidente Cavaco Silva a la cabeza, tampoco me sorprendió, al fin y al cabo los ministros habían aprendido en la dictadura y ahí la censura era moneda corriente, pero si me dolió ver cómo no habían aprendido nada, como bajo la apariencia democrática seguían siendo déspotas, incapaces de aceptar las ideas del otro. En cualquier caso, los dos miembros del ejecutivo directamente implicados, o sea, los responsables de cultura, están hoy fuera de la política, acarrando procesos judiciales uno por corruptelas varias y el otro, el ex jefe del gobierno Santana López, echado del poder a los cuatro meses de gobiernos por manifiesta incapacidad. El presidente Sampaio tuvo que disolver el parlamento y convocar elecciones generales ante el desastre de "mi" censor...

P: Jose Saramago, además de novelista, es poeta. ¿Cómo ha influido en su vida y en su obra F. Pessoa, el más grande poeta portugués del s. XX y uno de los más grandes de la historia universal de la poesía?

JS: Tenía una relación de admiración, pero también de irritación con Pessoa. Porque era uno de los poetas más grandes que había leído, pero también me indignaba cierta actitud antes el mundo que puede resumirse en un poema magistral por otra lado, que dice "sabios es quien se contenta con el espectáculo del mundo", lo que a mí me parece un disparate. Pero la situación la resolví escribiendo la novela "El año de la muerte de Ricardo Reis". Ahí pues a Ricardo Reis, un heterónimo de Pessoa, a contemplar el mundo en el año en que, según mi ficción, murió, o sea, en 1936. Y esperé a ver que pasaba. Puedo decir que Ricardo Reis no aguantó lo que vió.

P: Aunque no esté de moda el compromiso social y político del artista, ahí siguen estando los pobres, los desheredados, la marginación, las desigualdades y la injusticia, ¿renunciamos a las grandes Utopías para el futuro o aspiramos a Utopías más cercanas?

JS: No sé si es cuestión de modas el llamado "compromiso". Lo que se sé es que son los ciudadanos los que se compromenten independientemente de la profesión que realicen. Y que hay artistas, creadores, que están comprometidos, sí, pero con su cuenta corriente, con aumentar su influencia en la llamada "buena sociedad"... en fin, cuando hablamos del "compromiso del intelectual" estamos pensando en un compromiso ético, en los maestros que nos iban iluminando... Ahora todo es distinto, cada uno tiene que realizar su trabajo sabiendo quien es y para qué, pero lo que considero innegociable es la responsabilidad del ciudadano con su comunidad. Y da igual que sea o no artista. Este compromiso cívico, la acción de hoy, es la única utopía que acepto porque nosotros no somos quienes para proponer enunciados para dentro de cuatro o cinco siglos, sin saber lo que la gente de entonces va a querer. La única utopía posible es para hoy o para mañana como mucho. Es posible, es realizable, es deseable. No se hace porque la voracidad del dinero es más grande que el tamaño del mundo.

P: Es muy posible, aunque siempre muy discutible, que la Literatura no sea capaz de cambiar el mundo. Entonces, ¿para qué sirve la palabra?

JS: La palabra puede servir para pedir pan, por ejemplo. O agua, cuando se viene en una patera, deshidratado. Sirve para que hablemos, sirve para que ejecuten a un discapacitado mental en California, sirve para manda tirar una bomba y llamar a un perro. La palabra en sí misma puede ser neutra, pero también puede ser buena o perversa, depende de las otras palabras que la acompañen y sobre todo de la intención de quien la dice. Hay quien ha mandado asesinar diciendo simplemente que a ese "le den café". Y todos sabían que significaba ese "café". O ese paseillo.

P: Puede parecer que su estilo novelístico lo aleja del lector medio y de la clases populares. ¿Es cierto que su obra está escrita para ser leída en voz alta?

JS: Si mi estilo me alejara de las llamadas clases populares eso querría decir que en mi país, por ejemplo, el elite intelectual esa compuesta por millones de personas, porque en las aldeas más recónditas, o en los barrios más "populares" voy encontrando gente que me lee, me entiende, me habla de lo que escribo... Puede asustar a primera vista una página mía porque no tiene los signos convencionales, sólo comas y puntos, y el cambio de voz se hace simplemente poniendo una mayúscula... Pero los lectores saben que enseguida entran en el libro porque la entonación la ponen ellos. El autor no es dogmático, piensa que escribir es usar el sonido y la pausa, y luego la voz la pone el lector. No tiene que ser en voz alta, basta conque oiga en su cabeza las voces que él va poniendo. Así participa más, no lee pasivamente, es un ser activo enfrentado y acabando el libro que el autor propone.

P: Ya por último, ¿qué opina de las nuevas generaciones de lectores?. En lucha con otros medios de comunicación, ¿seguirá habiendo lectores en el futuro?

JS: Los lectores siempre han sido minoría a lo largo del tiempo. No sé que va a pasar en el futuro, o sí, que se acabará todo cuando se acabe el mundo, cuando el sol deje de calentar la tierra o un loco la haga saltar en pedazos. Pero mientras tanto habrá alguien que siga leyebndo como habrá gente que respetará la naturaleza o los conceptos más hermosos. Pero eso no depende de nosotros, lo único que hoy podemos hacer es tratar de hacerlo bien y de pasar el testigo con dignidad.
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Un hombre está volando en un globo aerostático y se da cuenta que está perdido. Reduce su altitud y divisa a un transeúnte en tierra. Baja aún más el globo y grita:

- Disculpe. ¿Me podría decir dónde estoy?

El transeúnte dice:

- Sí, está en un globo aerostático, flotando como a unos diez metros del suelo.
- ¡Usted debe trabajar en informática!- dice el hombre del globo.

- Es cierto -contesta el hombre que está en tierra-. ¿Cómo se dio cuenta?
- Bueno - dice el hombre del globo- todo lo que me ha dicho es técnicamente correcto, pero a mí no me sirve de nada.


El hombre de abajo responde:

- Y usted debe ser un usuario de ordenadores.

- Es cierto- contesta el hombre del globo- pero, ¿cómo se dio cuenta?

- Bueno -contesta el hombre de abajo- usted no sabe dónde está, ni adónde va, pero espera que yo lo pueda ayudar. Está en la misma posición que estaba antes que nos encontráramos, solamente que ahora es culpa mía.
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Casa consistorial

Veamos una receta para fabricar una fortuna sin necesidad de pasar por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y sin trabajar.

Pollo estilo casa consistorial

Ingredientes:
- Un pollo
- Varios chorizos
- Un despacho

Preparación:

Se coge el pollo y se le pone una corbata. Se le coloca en el mejor despacho del ayuntamiento. Se le rodea de unos cuantos chorizos frescos. Déjese a su antojo durante un tiempo y él solito se va haciendo rico, rico, rico...


Pongamos una nota de humor a estos tiempos tan desangelados que corren donde los platos que rompieron unos pocos, tenemos que pagarlos los de siempre.

Buen fin de semana para todos y que al menos el tiempo tenga buena cara.